Los pacientes que sufren de "cefalea tensional o de tipo tensión" suelen describir el dolor como una opresión o "peso" encima de la cabeza; la localización más habitual del dolor es holocraneal (afecta a toda la cabeza) aunque puede fluctuar a lo largo de los días, llegando a presentarse unilateralmente en algunos pacientes o en otras localizaciones como la frente o la región occipital. No empeora con la actividad física y suele ser de intensidad leve-moderada aunque algunos pacientes con formas más crónicas pueden percibir una mayor intensidad del dolor. Los pacientes pueden presentar un patrón crónico (frecuencia media de al menos 15 días de cefalea/mes) o un patrón episódico (menos de 15 días/mes).
El mecanismo por el que se produce el dolor en la cefalea de tipo tensión no está bien aclarado, aunque en los últimos años se ha avanzado en su comprensión. De hecho, el término “tensión” intenta hacer referencia a que algún tipo de tensión muscular o “mental” podría jugar un papel causal, pero parecen existir muchos otros factores implicados.
Actualmente, se considera que son varios los factores que pueden intervenir en el origen de la cefalea de tipo tensión: ambientales, genéticos, mecanismos periféricos y mecanismos centrales.
“¿Qué estructuras están implicadas? “
Mecanismos periféricos: Los pacientes con cefalea de tensión presentan con frecuencia un aumento de la sensibilidad y la tensión de los músculos pericraneales. Se cree que éstos síntomas se generarían por la activación y sobreestimulación de los receptores nocioceptivos (terminaciones nerviosas de la piel o los músculos encargadas de vehiculizar e informar al cerebro de las respuestas dolorosas o molestas).
Mecanismos centrales: Parece que estos mecanismos participan prioritariamente en la generación de la cefalea de tipo tensión que sigue un patrón más crónico. No son sencillos de explicar ni de entender. Las neuronas localizadas en el sistema nervioso central (por ejemplo aquellas localizadas en el núcleo del nervio trigémino a nivel del tronco del encéfalo) son más sensibles de lo habitual a estímulos dolorosos pero también a estímulos inocuos, que acaban siendo malinterpretados como dolorosos; este aumento de sensibilidad, junto con la falta de funcionamiento de estructuras del cerebro que participan en intentar frenar el dolor (tractos inhibitorios descendentes) podrían explicar las respuestas de dolor e hipersensibilidad en la región de la cabeza y el cuero cabelludo que presentan estos pacientes y la cronificación del proceso.
2.2 Factores desencadenantes
A pesar de que no se conocen bien el origen y la patogenia de la cefalea de tensión, y que como hemos visto, parecen existir varios factores implicados; sí que se reconocen una serie de precipitantes que pueden favorecer su aparición: el estrés físico y emocional, el estrés muscular con contracturas musculares sostenidas en el tiempo sobre todo de músculos de la región cráneo-facial (región nucal-cervicales o musculatura de la región temporo-mandibular en pacientes con bruxismo) y trastornos del sueño (en especial el insomnio). No obstante, en algunas personas, seremos incapaces de encontrar factores desencadenantes, por lo que probablemente existen aún algunos factores implicados que son desconocidos.