La Cefalea Hípnica, también conocida como Cefalea Despertador, se llama precisamente así porque las crisis de dolor sólo aparecen durante el sueño, interrumpiéndolo.
Es algo más frecuente en mujeres y, de forma característica, suele aparecer en personas mayores de 50 años.
Suelen presentar un dolor no muy intenso, con una localización variable, sordo (como un peso) o en ocasiones pulsátil (como si el corazón latiera dentro de la cabeza). No es raro que, aparte del dolor aparezcan otros síntomas como náuseas leves, malestar con la luz o el sonido o sensación de congestión nasal.
Es típico que los ataques duren como mínimo 15 minutos y como máximo 3 horas, con un único ataque nocturno que suele aparecer bien entre las 10 y las 3 de la madrugada o bien entre las 4 y las 6. En cuanto a la frecuencia de aparición, es variable, con 1 crisis semanal en algunos pacientes hasta un ataque diario en otros. Respecto a su evolución también es variable, ya que hay pacientes con más de 15 días de dolor al mes, otros que tras un período con dolor mejoran de forma definitiva y otros en los que el dolor aparece por temporadas.
Hablaríamos de Cefalea Hípnica, sólo si hemos sido capaces de descartar cualquier otro tipo de causa que justifique este dolor tan característico que despierta al paciente durante la noche. Para ello, el neurólogo, realizará un interrogatorio exhaustivo encaminado a valorar otras posibles cefaleas primarias que pueden presentarse también durante el sueño (aunque no de forma exclusiva) como la Cefalea en Racimos o la Hemicránea Paroxística Crónica. De igual modo, se hará hincapié en el posible empleo de algunos fármacos que puedan contribuir a la aparición del dolor nocturno (vasodilatadores cerebrales), la presencia de enfermedades respiratorias que conlleven una alteración del sueño (de forma característica el SAOS o síndrome de apnea obstructiva del sueño), la presencia de hipertensión arterial (se han descrito casos de cefalea durante la noche asociada a elevación de la presión arterial), así como la posible existencia de lesiones cerebrales (tumores, alteraciones a nivel de las arterias, etc).
De acuerdo a lo anterior, su neurólogo decidirá qué estudios complementarios son los más adecuados, pudiendo solicitar una analítica sanguínea, un estudio de imagen cerebral (normalmente una Resonancia), un estudio de sueño o polisomnográfico e, incluso, un estudio MAPA (monitorización ambulatoria de la presión arterial) durante 24 horas, mediante el empleo de un dispositivo que el paciente llevará todo el día, registrando sus cifras tensionales muchas veces alteradas en este periodo de tiempo.
El tratamiento debe enfocarse de dos formas diferentes. Por un lado y ante una crisis nocturna de dolor (tratamiento sintomático), suelen emplearse los antiinflamatorios más clásicos. Por otra parte, teniendo en cuenta el carácter recurrente del dolor, se hace imprescindible el empleo de algún tratamiento preventivo encaminado a disminuir la frecuencia de aparición del mismo. Entre ellos están:
La Cefalea Diaria Persistente de Novo fue descrita, hace no muchos años, como un tipo de dolor de cabeza benigno, muy parecido al de los pacientes con migrañas o con cefalea tensional. Su característica fundamental es que este dolor aparece de repente un día, sin causa aparente, y se mantiene después de forma continua y sin interrupciones. El paciente generalmente recuerda con precisión la fecha en que su dolor comenzó.
Es más frecuente en las mujeres (entre los 16 y 35 años) que en los varones (en ellos suele aparecer entre los 26 y los 45). Con un dolor moderado a intenso que, como hemos comentado, puede adoptar las características de una migraña o de una cefalea tensional.
Su causa es totalmente desconocida, aunque se considera que determinados factores precipitantes pueden influir en su aparición, entre ellos una infección vírica, una intervención quirúrgica o situaciones de estrés vital.
Es un tipo de cefalea primaria, diaria y crónica desde su inicio, por lo que el neurólogo será muy exhaustivo en el interrogatorio, a fin de excluir otras cefaleas crónicas primarias como son la Migraña crónica, la Cefalea tensional crónica o la Hemicránea continua. Por otra parte, como se ha explicado en párrafos anteriores, sólo podremos hablar del carácter primario si no hay otra causa que justifique el dolor y, en este caso concreto, hay una serie amplia de enfermedades que pueden manifestarse con una cefalea diaria y continua desde su mismo inicio (sinusitis, meningitis crónica, tumores cerebrales, etc). Según la información obtenida del interrogatorio realizado por el neurólogo, así como de la exploración, se podrá decidir qué pruebas diagnósticas son necesarias, desde una TC o RM craneal, a una radiografía de senos paranasales, una punción lumbar para medir la presión del líquido cerebral o detectar una posible infección del sistema nervioso, una analítica sanguínea, etc,, para afinar el diagnóstico de la forma más precisa.
Respecto al tratamiento, puede recurrirse a antiinflamatorios o triptanes, o bien a la medicación habitualmente empleada como prevención para las migrañas o las cefaleas tensionales.