El electroencefalograma (EEG) es una técnica que registra la actividad eléctrica cerebral originada por las neuronas de la corteza cerebral.
El EEG puede realizarse de manera aislada o asociado al registro simultáneo y sincronizado de la imagen del paciente (Video-EEG o VEEG). Cuando se realiza de manera prolongada se habla de monitorización (puede ser EEG-continua, VEEG en pacientes ingresados o Holter-EEG, sin imagen asociada, en pacientes ambulantes). El objetivo de las pruebas de monitorización prolongada es el registrar las crisis de los pacientes a fin de analizar con detalle cuál es su tipo o donde se originan. Las técnicas de electroencefalografía son un arma fundamental en el estudio del paciente neurológico. Aunque la epilepsia es un diagnóstico clínico, basado en la aparición de crisis, reúne a un grupo muy amplio y heterogéneo de síndromes que tienen unas manifestaciones clínicas y neurofisiológicas diferentes, con un pronóstico y tratamiento específico para cada uno. La electroencefalografía, integrada dentro de la historia clínica y otras pruebas diagnósticas como la neuroimagen, aporta muchas veces una información decisiva para llegar al diagnóstico preciso del tipo de epilepsia y orientar el mejor tratamiento.
Es esencial conocer el alcance y limitaciones de esta prueba, realizarla en las condiciones técnicas adecuadas y evitar sobre-interpretaciones que conduzcan a falsos diagnósticos. En ausencia de datos clínicos sugerentes de epilepsia o ante sospecha de otra patología (cardiaca, cerebrovascular, alteración del control motor, migraña etc) el EEG no está necesariamente indicado, pudiendo darse falsos diagnósticos de epilepsia por sobreinterpretación de hallazgos normales como fluctuación de ritmos fisiológicos o presencia de variantes normales.
El análisis del EEG parte del conocimiento de la actividad cerebral normal en vigilia y sueño. En condiciones normales se registran ondas de diferente morfología, amplitud y frecuencia en función de la zona del córtex cerebral, el estado de vigilia del sujeto y los procedimientos de activación realizados. Las características del EEG normal cambian a lo largo de la edad, de manera especialmente evidente en la infancia.
Las técnicas de activación pretenden inducir la aparición de actividad anormal, fundamentalmente epileptiforme, o acentuar anomalías que aparecen en fases de reposo. Deben realizarse de manera rutinaria en todo EEG siempre que el paciente pueda colaborar. Consisten en la hiperventilación y estimulación luminosa intermitente. El registro de sueño con/sin deprivación previa también se considera un procedimiento de activación. Algunos procedimientos de activación más específicos dependerán de la clínica del paciente, por ejemplo la lectura durante el EEG, la realización de tareas mentales complejas como el cálculo, escuchar sonidos o música o mostrar patrones gráficos en las epilepsias reflejas.
Hiperventilación: Consiste en que el paciente respire profundamente durante 3 minutos. De forma fisiológica la hipocapnia produce una lentificación difusa del trazado que es más evidente en niños o en situaciones de hipoglucemia. En el caso de epilepsias generalizadas, mediante esta técnica se consigue provocar complejos punta-onda a 3 Hz típicos de las ausencias hasta en el 80% de los casos. Es importante recordar que también puede inducir ataques pseudoepilépticos. Dado que el diagnóstico de epilepsia generalizada es más frecuente en la infancia, su rendimiento suele ser mayor en este grupo de edad
Estimulación luminosa intermitente: Utilizando frecuencias que oscilan entre 1 y 60 Hz, se estimula con flashes de luz al paciente con ojos abiertos y cerrados. Las respuestas anómalas o fotoparoxísticas consisten en descargas de puntas, polipunta o punta-onda . En estos casos deberá interrumpirse la fotoestimulación. La fotosensibilidad es un rasgo genético que puede aparecer en población normal aunque es más frecuente en epilepsias, sobre todo generalizadas idiopáticas y principalmente aparece en casi la mitad de las epilepsias mioclónicas juveniles.
La actividad epileptiforme puede ser interictal (AEI) (paciente asintomático) o ictal (la que se registra durante una crisis o estatus epiléptico). Por lo general encontramos actividad interictal en los registros EEG de corta duración y actividad ictal en pacientes con monitorización continua. Adopta diversas morfologías y su distribución puede ser focal o generalizada, en función del tipo de crisis. Su análisis, unido al de la actividad de fondo que la acompaña, orienta hacia el tipo de crisis y en muchos casos síndrome epiléptico. El análisis de la semiología ictal mediante VEEG permite encuadrar correctamente el tipo de crisis y epilepsia en un porcentaje mucho mayor de pacientes.